10 años de la Fundación Impulsa a través de cuadros elaborados por artistas que explican quiénes somos
Este 2025 la Fundación Impulsa celebra 10 años de historia. Una década en la que hemos crecido y evolucionado sin perder de vista la esencia: acompañar a jóvenes con motivación, pero en situación de vulnerabilidad socioeconómica, para que puedan continuar estudiando un Ciclo de Formación Profesional y construir un futuro con oportunidades. Para conmemorar este hito, durante los actos de cierre del curso 2024-2025, celebrados en junio en los diferentes territorios donde estamos presentes, desde la Fundación Impulsa quisimos con dar forma y color a los valores y conceptos que definen nuestra esencia a través de una serie de cuadros elaborados por tres artistas: Toni Ortiz, Adrià Garcia y Gisela Carreño.
Fue una actividad muy participativa, en la que jóvenes y mentores, con el acompañamiento del equipo técnico de la Fundación, trasladaron a los artistas lo que significaba para ellos cada uno de los conceptos escogidos: la Beca Impulsa como una oportunidad, la mentoría, el voluntariado, la importancia de crear red y relaciones significativas, el acercamiento al mundo laboral, el acompañamiento académico y emocional, el plan formativo que se ofrece a jóvenes y mentores, el acompañamiento psicopedagógico, las herramientas emocionales y de autoconocimiento claves para desarrollarse y el orgullo de formar parte de Impulsa.
El resultado son 10 cuadros que representan la esencia de Impulsa:
- La Beca Impulsa, una oportunidad: Una mano rompe un muro de cristal, símbolo de las barreras invisibles que dificultan el acceso a la educación. De los trozos rotos surgen frases de esperanza que, ayudadas por globos, se elevan hacia la Beca Impulsa. Una metáfora de la oportunidad como motor de cambio.
- Mentoría: Manos que intercambian objetos o gestos simbolizan el dar y recibir, mientras que las raíces y las flores evocan lo que ha crecido de esa conexión de mentoría: fortaleza, autoestima y nuevos horizontes. En el cuadro también aparece un cerebro, como símbolo del conocimiento compartido, y un ojo que observa, proyecta y guía. Es una representación profunda del vínculo humano que se crea en el proceso de mentoría, donde dos personas avanzan juntas, con respeto y mirada a largo plazo.
- El voluntariado: Cuatro manos de procedencias diversas se unen para hacer piña: una representa la solidaridad, otra la empatía, la tercera el amor y la cuarta, el humor. Esta unión es la esencia del voluntariado en Impulsa, un acto de amor, felicidad y luz a través de elementos musicales que definen estos estados.
- Las redes y relaciones significativas: Una red hecha de sueños y complicidades une a tres personas que, al conectar sus pensamientos y vivencias, generan un entramado de emociones como la amabilidad, la felicidad, el amor y la diversión. Un homenaje a la comunidad Impulsa y a la capacidad de generar conexiones positivas y transformadoras.
- Acercándonos al mundo laboral: Con referencias oníricas a las parejas voladoras de Chagall, la pintura muestra a un joven que inicia su vuelo hacia el mundo laboral. De fondo, chimeneas industriales y dos figuras que lo despiden con orgullo.
- Acompañamiento académico y emocional: El cuadro da protagonismo a la figura del técnico de territorio y al trabajo de la Fundación en general. En la imagen vemos a un joven inquieto frente a una pila de libros, símbolo del aprendizaje. A su lado, el mentor le aconseja con serenidad. Junto a ambos, una mano acompaña tanto al joven como al mentor, símbolo de la persona técnica de referencia en cada territorio: siempre al lado, siempre acompañando.
- Plan formativo: Una chica estudia concentrada mientras un joven parece bloqueado. Un brazo simbólico desciende desde arriba y le toca el hombro: es la guía del mentor o técnico. También aparece una llave, metáfora de la formación como herramienta para abrir caminos y oportunidades.
- Acompañamiento psicopedagógico del equipo Impulsa: El técnico de territorio es la figura central: acompaña tanto a jóvenes como a mentores. En la pintura, una mano sostiene a la mentora, que a su vez acompaña a un joven. Es una cadena de apoyo mutuo que refleja la dimensión humana y pedagógica del proyecto Impulsa.
- Herramientas emocionales y autoconocimiento:El corazón, construido con collage, refleja la riqueza y diversidad de las emociones humanas. Las letras que lo rodean simbolizan la necesidad de poner palabras a lo que sentimos, de verbalizar para entender y gestionar. El micrófono, en el centro, actúa como metáfora de la voz propia: la capacidad de expresarse y también de escucharse. La obra invita a mirar hacia dentro y a reconocer el valor de conocerse para crecer.
- Orgullo Impulsa: El centro de la pintura está ocupado por la “I” de Impulsa, vacía pero llena de significado: representa un espacio en blanco, fértil, donde todo es posible, el punto de partida para la creación y el crecimiento. De ese punto de partida emergen manchas de colores que simbolizan el proceso colectivo y transformador que se experimenta al pasar por la Fundación Impulsa. Las mariposas, con su vuelo ligero y transformador, evocan el cambio y la evolución que experimentan tanto los mentores como los jóvenes Impulsers.
Estos cuadros, creados en directo durante los actos de cierre del curso 2024-2025, son obras de arte que se convierten en testimonio vivo de los valores que han guiado a la Fundación Impulsa durante estos 10 años. Son también una mirada al futuro, a todo lo que queda por construir junto a los jóvenes, sus familias, los mentores, los centros educativos, las Organizaciones Impulsoras y las instituciones que hacen posible este proyecto.