Una historia de superación para inspirar a los jóvenes Impulsers.

Con la voluntad de seguir ofreciendo herramientas para el crecimiento personal y emocional de los jóvenes, desde la Fundación Impulsa hemos organizado una nueva sesión formativa con el objetivo de garantizar un acompañamiento integral a los jóvenes. En esta ocasión, el objetivo ha sido abordar las adicciones desde una mirada honesta y en primera persona, gracias al testimonio de Heribert Cortés.

Heribert, actualmente trabajando como integrador social, ha compartido con los jóvenes Impulsers su relato de vida: un recorrido vital marcado por la adicción a las drogas y, posteriormente, por un proceso de superación que le ha llevado a reconducir su proyecto personal y profesional.

¿Cómo empieza tu relación con las drogas?

«Soy un chico que viene de familia trabajadora, que vivía con muchas inseguridades, muy tímido, con una necesidad muy bestia de gustar a los demás y que, una vez terminado el instituto y no sacarme la ESO, empiezo a trabajar en la construcción con 16 años. Un año después, el 18 de julio, pruebo la droga en una cena de empresa y así empieza mi historia y dependencia. Paso por diferentes etapas de consumo, y con el tiempo empiezo a abusar, hasta que en poco tiempo me convierto en un adicto.»

¿Cuál ha sido el proceso hasta llegar a donde estás ahora, como integrador social?

«Mi historia con las drogas dura desde los 17 hasta los 33 años, con una temporada de abstinencia después de pasar por una comunidad terapéutica, pero que termina en recaída y con una adicción llevada al extremo más absoluto.*

*En 2019, con 33 años, ingreso en una comunidad terapéutica donde encuentro mi vocación, y decido cursar unos estudios para poder acompañar a personas que tienen la problemática que yo sufrí.»

¿Qué finalidad tienen las sesiones como la que has hecho con los jóvenes de la Fundación Impulsa?

«Participo en sesiones como estas con jóvenes para poder visibilizar el tema de la drogodependencia, ya que cada vez el inicio del consumo es más temprano y el riesgo de peligro se percibe cada vez más bajo por parte de los jóvenes. Con estas sesiones intento poder ofrecer una información que yo eché en falta a mi edad escolar.»

¿Cuáles son las claves para poder prevenir situaciones como la tuya?

«Creo que tener información sobre lo que son las drogas, cómo actúan y las posibles consecuencias, sería un buen comienzo. Educar desde bien jóvenes es una buena herramienta para empezar a concienciar. Y después, poder trabajar las habilidades sociales, tan importantes a lo largo de nuestra vida, y dotar de herramientas desde bien pequeños.*

*Sabemos que las drogas son malas, pero es importante trasladarlo no desde el alarmismo, sino desde el conocimiento. Y que hay muchas maneras de gestionar los imprevistos de la vida, muchas formas de encontrar la felicidad y muchas maneras de convivir con los malestares en general, sin tener que recurrir a ninguna sustancia. En resumen: que la vida puede ser maravillosa sin tener que consumir.»

¿Qué aprendizajes has extraído a partir de tu proceso de recuperación?

«Principalmente, conocerme a mí mismo, como aprendizaje muy general. Si desglosamos un poco más, a partir de saber cómo era he aprendido el valor de las cosas que hago, a valorarme a mí mismo, a comunicarme desde la calma, sin miedo al qué dirán, a decir te quiero… Todo muy ligado a la autoestima y a la necesidad de gustar a los demás, que es lo que me llevó al consumo y a la adicción.»

La sesión ha sido una fuente de inspiración para los jóvenes Impulsers, que han podido reflexionar sobre la importancia del autoconocimiento, la gestión emocional y la capacidad de superar obstáculos para construir un futuro mejor.

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