“Hace 40 años, cuando el vino se vendía a granel, traer vino embotellado como el que ofrecíamos era como la inteligencia artificial ahora” Philippe Eberlé
Philippe Eberlé es el director general de Primeras Marcas, una empresa familiar ubicada en la Anoia y fundada en 1986 para ofrecer una gestión comercial directa para las bodegas que representa. Con casi 40 años de experiencia, la empresa cuenta con un amplio catálogo con más de 60 marcas prémium y disfruta de una posición destacada dentro del sector. Primeras Marcas también apuesta por el talento joven; por ello colabora con la Fundación Impulsa como Organización Impulsora y a través del voluntariado corporativo mediante el programa de mentoría social.
¿Cómo se consigue ser una empresa consolidada y bien posicionada dentro del sector?
En los últimos cinco años hemos duplicado la facturación y hemos incrementado mucho la plantilla: contamos con 63 trabajadores, muchos de ellos muy jóvenes. También hemos ampliado el catálogo con nuevas bodegas: desde los inicios hemos apostado por la incorporación de bodegas francesas de prestigio y una selección cuidada de vinos y destilados, y hemos ido sumando bodegas italianas, productos únicos de otros países y, desde 2007, también bodegas nacionales españolas. Tenemos el control de la distribución en las principales ciudades, prescindimos de intermediarios, y eso nos permite ofrecer un servicio mejor y más preciso. Además, más allá de comprar y vender, también ofrecemos un servicio de asesoramiento de marketing a las bodegas. Hemos apostado por la digitalización y el uso de la inteligencia artificial en análisis de datos y procesos.
¿Cómo habéis vivido la evolución de Primeras Marcas?
Primeras Marcas nace como parte de Juvé y Camps: el propietario tenía la idea de complementar la venta y la distribución con otras marcas porque veía que el consumo de cava era muy estacional. Lo intentó un par de veces internamente y no le funcionó, hasta que un día descubrió que había una pequeña distribuidora en la Anoia: era pequeña pero muy organizada, y les propuso montar una empresa conjunta. Así empezó Primeras Marcas. Hace 40 años, cuando el vino se vendía a granel, traer vino embotellado como el que ofrecíamos era como la IA ahora: producto embotellado prémium que fue entrando y creciendo poco a poco al mismo ritmo que lo hacía la gastronomía.
Hablas de una fuerte apuesta por la juventud…
Sí, soy el responsable del Departamento de Recursos Humanos porque me parece un área clave, y desde aquí he puesto mucho el foco en los jóvenes: años atrás se registraron altas tasas de paro y vi que era necesario hacer algo. Por eso empecé a centrarme en captar y retener talento joven. Por ejemplo, los jóvenes dominan mucho más el mundo digital y aportan mucho valor a la empresa; nos interesa trabajar con ellos.
“Los jóvenes aportan mucho valor a la empresa; nos interesa trabajar con ellos”.
¿Cómo lo hacéis para captar y retener este talento?
Hace tiempo iniciamos un programa para los hijos de los empleados, y también ofrecemos prácticas en la empresa. Contamos con un comité de talentos, un grupo de jóvenes universitarios que vienen a hacer prácticas, y eso nos permite ir captando nuevos trabajadores: es increíble lo que aportan estos jóvenes.
¿En qué consiste este programa para los hijos de los trabajadores?
Al final, se trata de ofrecer oportunidades: abrimos la posibilidad a los hijos de los empleados de venir a trabajar durante el verano y colaborar en diferentes departamentos para conocer las distintas tareas. Una vez acaban, reciben un certificado de lo que han hecho y una valoración. Además, les ofrecemos formación; y aquí nos está ayudando la Fundación Impulsa, que a través de su programa Impulsa Oportunidades Laborales nos da apoyo para formar a los jóvenes en competencias transversales, como por ejemplo la elaboración de un currículum, que les servirá para el futuro. Además, esta colaboración con Impulsa también nos aporta conocimiento a nosotros sobre cómo trabajar mejor con los jóvenes.
“La Fundación Impulsa […] nos da apoyo para formar a los jóvenes en competencias transversales”.
¿A qué te refieres cuando hablas de conocer a los jóvenes?
Por ejemplo, cuando empezamos con el proyecto de trabajo para los hijos de los empleados, no se apuntó nadie. Hablando con una amiga que tenía hijos, me dijo que era importante que a los jóvenes les ofreciéramos hacer solo media jornada de mañana para que tuvieran tiempo libre por la tarde y, al hacer este cambio, entonces se apuntaron muchos jóvenes. Ese pequeño consejo fue crucial y marcó la diferencia. Es una anécdota, pero muestra que es importante entender a los jóvenes para poder ofrecerles lo que les puede motivar. Ahora son ellos quienes piden venir a trabajar a nuestra empresa.
“Es importante entender a los jóvenes para poder ofrecerles lo que les puede motivar”
Como comentas, en esta retención de talento la formación juega un papel importante. ¿Qué otros aspectos consideráis relevantes desde el punto de vista de los recursos humanos?
Como empresa estamos bastante bien valorados y no solo queremos ser el mejor cliente de nuestros proveedores y al revés, sino también el mejor lugar donde trabajar. Por eso velamos por fichar a gente buena, retenerla, formarla… Cuando empecé, éramos 14 y ahora somos 63. Esta plantilla ha evolucionado y hemos tenido que formarla, motivarla, crear equipo… La reputación como empresa en cuanto a lugar donde querer trabajar no se genera solo a través de una buena remuneración. Una de las primeras cosas que hice, por ejemplo, fue renovar las oficinas para hacerlas más humanas y seguras, que la gente estuviera más a gusto, más cómoda… Y sí, la formación también es clave: cada trabajador tiene un plan de formación y el hecho de poder crecer en este sentido también es algo que valoran.
“Queremos ser […] el mejor lugar donde trabajar. Por eso velamos por fichar a gente buena, retenerla, formarla…”
La responsabilidad social corporativa (RSC) es hoy un concepto fundamental para las empresas. ¿Cómo la vivís desde Primeras Marcas y qué proyectos destacarías dentro de este ámbito?
En el mundo capitalista el problema es que las empresas trabajan con el único objetivo de maximizar beneficios para el empresario, y la RSC todavía es difícil porque no se premia financieramente, pero eso está cambiando. Para nosotros, es una actividad estratégica más de la empresa: los trabajadores lo reconocen y lo valoran.
Un ejemplo: empezamos haciendo mentoría social con la Fundación Impulsa, éramos 2, después 4 y la idea es ser más. La colaboración con la Fundación Impulsa es una iniciativa que suma y que hace que los trabajadores vean que la empresa está comprometida con los jóvenes. Impulsa me gustó mucho por este motivo, porque era precisamente ayudar a jóvenes a finalizar sus estudios y es exactamente lo que yo quería hacer y reforzar, y cuando conocí el proyecto enseguida me sumé, como empresa y haciendo mentoría.
¿Qué beneficios crees que aporta la mentoría, tanto a los mentores como a los mentorados y, en definitiva, a la organización en conjunto?
La mentoría es muy positiva para los jóvenes que la reciben, porque es un acompañamiento no institucional y un complemento muy sólido a sus vidas. Cuando lo viví en primera persona como mentor, me di cuenta de que hay muchas maneras de acompañarlos a partir de cada experiencia vital. A la vez, el mentor aprende mucho; seguramente si hubiera tenido la misma apertura con mis hijos, esta visión me habría ayudado porque vas aprendiendo de la experiencia y de las situaciones que te plantean. Al principio es muy difícil establecer vínculos con un adolescente que no te conoce de nada, pero poco a poco se va forjando una relación muy interesante. Aprendes a romper barreras: emocionales, culturales…
“La mentoría es muy positiva para los jóvenes que la reciben, porque es un acompañamiento no institucional y un complemento muy sólido a sus vidas”
¿Cómo valoras la labor de la Fundación Impulsa y, en particular, los programas de mentoría?
La tasa de éxito es enorme, con una expansión muy fuerte y muy bien gestionada. Poco a poco, pero con seguridad, con unas profesionales excelentes, muy atentas, un trato exquisito, agradable, con mucha presencia… Además, facilitan herramientas, acompañamiento, formación de calidad para las personas mentoras… Pienso que es una institución muy sólida. Nosotros, como empresa, colaboramos y la financiamos con confianza.
¿Por qué recomendarías a otras empresas que se sumen como Organización Impulsora de la Fundación Impulsa?
Yo creo mucho en lo que pueden aportar los jóvenes, y además del interés empresarial hay un interés social: los jóvenes no pueden estar en paro. Vengo de Suiza, nací allí, me formé allí y trabajé allí, y la integración entre el mundo universitario y de la FP con las empresas está mucho más desarrollada que aquí. Pienso que este modelo debe funcionar en España y hace falta una colaboración público-privada para conseguir que funcione.
Completa la frase. En una palabra, la Fundación Impulsa es…
Inspiradora.