El poder de acompañar: una década impulsando el futuro de los jóvenes

“Sin empresas comprometidas con su comunidad, difícilmente los territorios podrán mantenerse vivos, cohesionados y con oportunidades de futuro”.

En 2025, la Fundación Impulsa celebramos diez años de trayectoria que, aunque pueda parecer breve, han sido intensos y transformadores. Diez años en los que hemos apoyado a más de 780 jóvenes en situación de vulnerabilidad para que tuvieran la oportunidad de continuar estudiando un ciclo de Formación Profesional (FP), de los cuales más del 80% (muy por encima de la media catalana) han logrado graduarse y obtener un título de FP. Me llena de orgullo, como presidenta de Impulsa, ver este resultado, que evidencia la fuerza que tiene el poder de acompañar: cuando se confía, se escucha y se ofrecen las herramientas adecuadas, el talento emerge.

Lo hemos conseguido construyendo un modelo de éxito que combina seis pilares esenciales: el apoyo psicopedagógico, la mentoría, los recursos económicos y materiales para combatir la brecha digital, las formaciones en competencias transversales y profesionales, el voluntariado y el vínculo entre los jóvenes y las empresas. Todos ellos conforman una red de oportunidades que sostiene trayectorias vitales y profesionales, y que demuestra que los jóvenes son, verdaderamente, el futuro de nuestra sociedad.

Porque la Beca Impulsa no es solo una beca económica, es, sobre todo, acompañar. Estar presentes. Los técnicos del equipo psicopedagógico, las personas voluntarias que actúan como mentores, las formaciones para conocerse a uno mismo, sus potencialidades, la autoconfianza…

Algunos de nosotros, a los 16 años, tuvimos la suerte de contar con referentes, de saber que hay alguien que “es hogar”, que nos acoge aunque nos equivoquemos. La mentoría permite tener referentes más allá del ámbito familiar, en una relación de iguales, sabiendo que ambos aprendemos del otro, forjando un vínculo especial donde la escucha es la clave de la relación. No se juzga, se guía y se acompaña. Más de 680 mentores han caminado de la mano de nuestros jóvenes, y la mayoría siempre destacan que es una relación muy enriquecedora, donde no solo aprende el joven, sino que ellos como mentores se nutren de la vitalidad, las ilusiones y el coraje de ser joven y tener un mundo por delante. Es un gran aprendizaje para ambos.

“Me vienen a la mente nombres como el de Soussan, que a pesar de las dificultades, terminó sus estudios en pastelería y hoy trabaja junto a profesionales muy reconocidos”.

Son muchos los nombres de jóvenes que recuerdo de estos diez años: Richmond, que tras un largo viaje desde Ghana logró su objetivo de estudiar formación postobligatoria con el acompañamiento de Impulsa y de una mentora voluntaria; Soussan, que a pesar de las dificultades terminó sus estudios de pastelería y hoy trabaja junto a profesionales muy reconocidos; o Natalí, que gracias al voluntariado en la Fundación Impulsa descubrió que ayudar a los demás es muy gratificante e incorporó esta experiencia a su vida. El otro día nos decía: “La Beca Impulsa me ayudó a mí, y ahora yo ayudo a otros a través del voluntariado, desde el corazón y sin esperar nada a cambio.” Escucharla nos hace sentir que lo que hacemos en la entidad vale la pena.

Detrás de estos jóvenes hay una historia de vida, una mochila que los acompaña, con experiencias buenas y otras difíciles y complejas que les plantean retos que no deberían afrontar a su edad… pero que deben recorrer. Jóvenes que muchas veces deben priorizar trabajar o cuidar de alguien antes que continuar estudios postobligatorios. Ellos son nuestra razón de ser, el motivo por el que llevamos diez años pedaleando, para que, sin importar la casilla de salida, puedan tener la oportunidad de estudiar, crecer y tener una oportunidad. Cada uno la suya, la que elijan, pero siempre acompañados.

Historias como estas son la mejor prueba de que nuestro modelo funciona. Y este año, este esfuerzo colectivo ha recibido también un reconocimiento muy especial: los Premios FPCAT, que nos otorgaron el galardón en octubre. Una distinción que nos llena de orgullo y que queremos compartir con todas las personas voluntarias, empresas e instituciones que han confiado y formado parte de la familia Impulsa, y que han contribuido a construir nuestro método. Porque si algo nos define es la innovación en la manera de entender el acompañamiento a los jóvenes: ofrecemos mucho más que una beca económica, hemos generado un modelo integral que combina acompañamiento psicopedagógico, un programa de mentoría, recursos económicos y materiales, formaciones complementarias extracurriculars a la FP, que dotan a los jóvenes de competencias emocionales y profesionales para gestionar su camino, y un vínculo con el mundo empresarial, clave para su inserción sociolaboral.

“El futuro de las empresas y el futuro de los jóvenes van de la mano: sin jóvenes formados, difícilmente las empresas podrán cubrir los puestos de trabajo cualificados que necesitan.”

Estos diez años nos han confirmado una realidad clara: el futuro de las empresas y de los jóvenes va de la mano. Sin jóvenes formados, con competencias técnicas y personales, difícilmente las empresas podrán cubrir los puestos de trabajo cualificados que necesitan. Y sin empresas comprometidas con su comunidad, difícilmente los territorios podrán mantenerse vivos, cohesionados y con oportunidades de futuro. Tenemos buenos ejemplos, como Richmond, Soussan y muchos otros, que ahora trabajan en empresas, algunas que han colaborado con Impulsa, donde pueden desarrollar todo su potencial y talento.

Por eso, desde Impulsa defendemos que la colaboración con el mundo empresarial no es solo deseable, sino imprescindible. Las empresas tienen un papel fundamental en el desarrollo del talento y en la generación de oportunidades para los jóvenes. Y, a su vez, los jóvenes son el activo más valioso que puede tener nuestro tejido productivo para asegurar crecimiento, innovación y competitividad.

En este décimo aniversario, miramos atrás con orgullo y agradecimiento, pero sobre todo miramos hacia adelante con la convicción de que queda mucho por hacer. Continuaremos trabajando para que cada vez más jóvenes puedan desplegar su potencial, para que más empresas se sumen y, gracias a esta implicación, cada territorio de nuestro país pueda sostenerse sobre un tejido empresarial y social fuerte, comprometido y cohesionador.

Este es nuestro compromiso y nuestra llamada: que los próximos diez años sean aún más transformadores, porque juntos —jóvenes, empresas y sociedad— podemos impulsar un futuro mejor.

Artículo publicado en el Diari de l’FP, en nombre de Andrea Carandell

Confiamos en los jóvenes

Calle del Bisbe Morgades, 46
08500 Vic. Barcelona